Cuatro Lunas

Laura Gallego ha vuelto. Y lo ha hecho por la puerta grande, con una historia que huele a leyenda, a magia antigua y a aventuras inolvidables. La vuelta de la reina de la fantasía no solo trae un nuevo mundo, sino también ese estilo suyo tan reconocible: delicado, misterioso, lleno de alma.

La historia comienza con Milo, un chico normal en un pueblo olvidado entre montañas, rodeado de cabras y al que nadie toma en serio… hasta que un dragón rompe el cielo sobre el Pico Brumoso. A partir de ahí, se desencadena una carrera contrarreloj para encontrar un tesoro robado, y con él, a una amiga perdida. Lo cotidiano se convierte en épico, y lo que parecía imposible empieza a tener nombre.

Me ha recordado muchísimo a Crónicas de la Torre, y no solo por la ambientación mágica y ese tono tan suyo, sino también por los personajes. En especial Nivalan, tan enigmática, tan llena de silencios importantes. Cada escena en la que aparece tiene ese «algo» que solo los buenos personajes tienen: te intriga, te obliga a leer más. Pero el que se lleva el corazón es Milo. Su evolución, su mirada inocente enfrentándose a lo extraordinario, y esa mezcla de valentía y ternura lo convierten en un protagonista que se queda contigo.

Este libro es una puerta perfecta para que los más pequeños se asomen al género de la fantasía. Porque empieza suave, pero tiene profundidad. Porque hay magia, sí, pero también valores, amistad, decisiones difíciles y crecimiento personal. Como lectora adulta, lo he disfrutado con una sonrisa constante; como amante de la literatura infantil, lo recomiendo con los ojos cerrados.

Lo mejor es que esto solo es el principio. Hay algo en cómo se cierra este primer libro —y en lo que se insinúa para los siguientes— que me tiene en vilo. Siento que nos espera una saga con giros y secretos aún por desvelar.

Así que si estás buscando un regalo para un niño o niña que quiera lanzarse a su primera aventura mágica… no lo dudes. Laura Gallego sigue siendo la mejor para empezar a soñar.