Érase una vez un corazón roto

Érase una vez un corazón roto, de Stephanie Garber, nos presenta a Evangeline Fox, una joven criada en la tienda de curiosidades de su padre, donde creció entre leyendas de inmortales como el enigmático y trágico Príncipe de Corazones. Su fama lo precede: su beso puede matar, sus tratos nunca terminan bien. Y aun así, cuando Evangeline descubre que el amor de su vida está a punto de casarse con otra, recurre desesperada a él. El precio parece sencillo: tres besos. Pero tras cumplir con el primero, Evangeline se da cuenta de que el Príncipe de Corazones desea mucho más de lo que ella prometió, y que sus planes pueden llevarla tanto a la mayor felicidad como a la tragedia más exquisita.

Como inicio de trilogía, esperaba mucho más de lo que me encontré, y se me quedó algo aguado. La historia tiene un aire de cuento de hadas oscuro, muy en la línea de Disney, lleno de magia y escenarios hermosos, pero al mismo tiempo, peca de que todo conviene, todo ocurre porque sí, lo que le resta profundidad y hace que algunas resoluciones pierdan fuerza.

Mis impresiones se resumen en:
Pros:

• Mucha magia y ambientación encantadora.
• Una narración bella, que evoca a un cuento de hadas.
• El tono de fantasía romántica tipo Disney.

Contras:

• Abuso del deus ex machina.
• Situaciones resueltas con demasiada conveniencia, justificadas únicamente por la “magia”.

Se trata de un libro bellamente narrado, lleno de elementos mágicos y de atmósfera encantadora, ideal para adolescentes o para quienes disfruten de la fantasía romántica sin importarles que la trama caiga en lo previsible. Para lectores que busquen un cuento de hadas con toques casi oscuros más que una historia profundamente sólida.